jueves, 16 de octubre de 2008

Esa hoja y este mundo inhumano.

"Es cierto sin duda y en verdad que lo de abajo es igual a lo de arriba y que lo de arriba es igual a lo de abajo, para la cabal realización del Milagro de la Unidad.
Y del mismo modo que todas las cosas han salido de la palabra del Uno, así también todas las cosas, gracias al proceso, nacerán de la Unidad.
Su padre es el Sol, su madre es la Luna.
El Viento la ha llevado en su vientre; nodriza suya es la Tierra.
Su poder es total; se ha transformado en tierra.
Separa la Tierra del Fuego, lo fino de lo tosco, cuidadosamente y con muy agudo sentido. Se alza desde la tierra hasta el cielo y desciende de nueva sobre la tierra para recibir la fuerza de lo de arriba y de lo de abajo.
Su poder es absoluto.
Desciende de la tierra; la tierra será separada del fuego, lo fino de lo tosco.
Con agudo sentido se alza mansamente desde la tierra hasta el cielo.

Luego desciende de nuevo sobre la tierra y reúne en sí la fuerza de lo superior y de lo inferior.
Así poseerás tú la famosa Luz del Mundo, y toda oscuridad huirá de tí.
Así de éste modo, se realizan maravillosas combinaciones. Por esto me llamo Hermes, el tres veces supremo, pues poseo las tres facetas de la sabiduría del universo.

Concluido está lo que yo he anunciado de la Obra del Sol."

Sentado siempre con la barriga apoyada en una baldoza. Está caliente, y me lo transmite. Una sensación única, de calidez, reconfortándome. Hace sólo unas horas estaba soñando con tu contorneo, con tu patita suave recorriendo el inmenso cielo. Y ahora acá tumbado. Con los ojos llenos de lagañas, todavía humedecidos del bostezo vespertino. Y la calle sigue andando como hace un momento. Nada cambió. El kioskero de la esquina. Es un lugar genial. De lejos se ve la gente desapareciendo del mundo errante con un billete o el puño lleno de monedas. Y sale con cara satisfecha, con ruido a caramelos en los ojos. Debe ser un buen tipo el kioskero. Qué pena que nos miremos poco. Un día de estos le voy a dar una visita, así de lejos, por lo menos.
Ay! Cada vez que me levanto me duele la cicatriz ésta. La vez que estaba descanzando cerca de una rueda. Es una linda sensación. Saber que en el momento dormido de un objeto en movimiento está bajo tuyo como soporte de tus sueños. Y eso que sueño poco, pero si soñara menos... Y este sol tan hermoso, y estas hojas tan tranquilas. Deben ser sólo por la tranquilidad de tus movimientos. Esos que me vuelven tan loco.
Doy unos pasos, me acerco. Y una hoja de forma de escarabajo me mira titubeante bajo la sombra de un auto. Me mira y baila. Y bailan con ella los restos de sus hermanas destrozadas y azotadas por el viento. Despacito me acerco. Despacito la miro. Despacito doy un paso, dos. Uno de nuevo. La toco sólo un poquito para acostumbrarme a su movimiento. Y me responde con un vai-vén único, lleno de fuego.

No me gustan las hojas, ni los autos, ni la calle, ni el viento. Pero los acepto. Vivo con ellos. Convivo con ellos y, la verdad, no me molestan. Más bien me entretienen. Me cantan, me susurran los momentos. Son tiempos. Tiempos de sombra y de calor. Y camino un poco más allá y el viento se calla y me escucha lo que siento. Yo sigo despacito el movimiento de la hoja. Y ese vai-vén me pone loco. La toco de nuevo y la hago bailar con más pasión, con un poquito más de color. Y se adelanta un poco la hoja como si fuera ése escarabajo y sale una punta al sol, dejandole el cuerpo a la sombra. Y con su vai-vén, que me tiene como loco, hace brillar el sol en tren colores distintos: verde, amarillo y rojo. Verde, por un pasado en que esa hoja tenía vida, sabia, brillo, colores, frescura, olor, humedad y armonía. Amarillo, por su luz que brilla y resalta su vida entera, las lluvias, los olores, los bailes colgando de un péndulo, de un todo, de Uno, de un recuerdo. Y Rojo, por la sangre, la pasión de haber vivido y morir en el asfalto; la envidia, la amargura, la venganza renegada y desfavorecida de una hoja caída que no puede levantarse y le da bronca. Y la vuelto a tocar, despacito. Porque sólo despacito ella baila a su ritmo y yo sólo le doy unas vueltas.


La quiero mirar más de cerca. Sentirla bailar bajo mis ojos como bailándole a la luna, sin vueltas... ¡má qué! ¡con muchas volteretas! Un pasito despacito y mi cabeza se sume en la completa sombra de un auto bajo el sol matinal de una mañana de abril. Me quedo quieto esperando que se transforme algo en mi cuerpo para poder ver desde las sombras más que desde el cielo. Doy un paso firme y me interno en la oscuridad. Como un pensador a la sombra de un arbol, mis mejores ideas vienen bajo un auto. Y me quedo allí pensando. Pensando que la hoja era sólo un pretexto para alejarme del ruido, la luz, los pasos, el llanto. La vida que afuera se escuchaba y ensordecía, desde acá es apenas un recuerdo de hace un montón de años. ¡Pero qué linda es la sombra de este auto! Y las hojas me bailan paganas al lado, celebrando. Me doy vuelta, panza arriba. Y yo también disfruto y celebro con ellas. El frescor que renace en esa sombra me pone pleno. Y me olvido que soy un animal, y me creo que soy un mundano, un viajante, algún ser celestiano, un rito pagano. Soy el fuego. Soy el Sol. Soy las llamas y a la vez nada más que un gato, que se levanta de su siesta y sale a pasear un rato.


1 comentario:

Anónimo dijo...

"Más bien me entretienen. Me cantan, me susurran los momentos. Son tiempos. Tiempos de sombra y de calor"
Muy buena reflexión jóse. Todo el texto es asombroso realmente.
Esta frase que puse arriba es la que mas me quedó resonando de todo lo que leí a lo largo de tu nueva entrada, la cual te pedí hace tiempo hicieras (seh. yo la pedí)
No voy a ocuparte mucho espacio, pero quiero comentar que, como solemos decir en nuestras interminables charlas con mates, en esta vida que nos toca.. tenemos que saber encontrarle una vuelta a lo que nos envuelve. Es bueno poder tener una 'visión' sobre cada una de las cosas que nos rodean, y de ahí poder saber en mas, qué es lo que debemos tomar y qué no para nuestra vida.. ésa que es la nuestra, la que compartimos, la que vivimos día a día con todo lo bueno y lo malo que nos va aconteciendo, y de lo cual solo nos quedan las experiencias.


Un beso grandote hermosa.

Adeus!
Te quiero mucho mushisimou

Adeus nuevamente!.

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