miércoles, 28 de mayo de 2008

FormaZion 4: "Las hojas ya no tienen frío."

"Las hojas ya no tienen frio."



Musa Ubicación: Tren V. Lopez











"En invierno las hojas tienen frío, y tiemblan."


Mirándome de lejos. Viéndome pasar en la sombría grandeza de tu belleza. Te ven, sí; pero no miran dónde estás. Guardia escolta de los lugares más solitarios. Al costado de una vía, dejado.
Su cara parece estar al borde del llanto. O de la risa. Al borde.




Cada rama, una rasta. Un dejar un pasado un poco turbio. Un seguir más allá de nuestras propias debilidades. La figura Zion, que es paciente y perseverante. Que tiene la paz suficiente para esperar que las condiciones se den. Que no se apresura, porque sabe que de hacerlo, tropezaría más facilmente. No es un sauce llorón pero sus Ramas-Rastas (o RamsTas) caen tupidas y fuertes sobre su espalda. Le pesan poco. Poco más que su pasado, pero jamás más que su presente. Que lo vive intensamente. No se miente. Él lo siente. Siente Babylon, siente el fuego. Siente el aire y siente el viento. Siente frío pero no siente detenerse. El no moverse le da su propio movimiento. Ayudado por alguna brisa. Mueve sus RamsTas. Las hace bailar.




Sus hombros resguardados por túpidas ramas. Fuertes y rígidas para soportar cualquier peso. El peso de un llanto amigo, el peso de un nido iniciador de vida. El peso de la vida, el peso de la lucha. El peso de un abrazo, de un encierro, de algún amor. Sus hombros protegidos por finos trazos de verde espeso. Protegido por los años, por la experiencia, por el error, por el engaño.




Sus ojos son cansados. Siempre miran hacia abajo. No es que seas tristes, ni vacíos de brillo. Miran hacia abajo porque allí está la vida. Más alto, no hace falta. Él ya está muy arriba. De mirada sabia, verdes ojos que alumbran el camino, reflejando el sol que alumbra sus hojas quebradas. Quebradas desde el inicio hasta el fin. Agrietadas. Y en a paso que dá, dá una nueva hoja, con un nuevo dolor, con un nuevo sol, un nuevo color.




Babylon siente frío. El frío es incoloro. El color es vida. El frío es la muerte.
Zion no tiembla de frío, Zion baila para entrar en calor.


Paz para ZION, Babylon será derrotada.

lunes, 19 de mayo de 2008

FormaZion: "Instrumentos Zion"

Dadaísmo, Man Ray (1924)



El sábado, saliendo de algún bar y viendo que estaba tapada la salida, dije con mi mejor buen humor: "Nos hacen problema para entrar, pero también para salir. Nos tenemos que quedar."
Simplemente, lo comenté. Como esos comentarios que no esperan respuesta. Pero la obtuve, y tal vez eso fue lo peor.

"Como en Cromagnón." - escuché que decía el chico de al lado mío, y se empezó a reir.
Con una linda sonrisa, le pregunté: "Decime, ¿de qué te estás riendo?"

Y él, muy picarón, me respondió: "¿Por qué? ¿Porque murió mucha gente?"

..........




Esta es la historia de muchos, de todos, tal vez.
Esta vez, nos vamos a ir un poco más allá del proyecto, después, seguramente, vamos a volver. Pero hoy es tiempo de hablar de formas, de sonidos, de zion y de cada uno de nosotros.

Cada cuerda de una guitarra tiene un sonido distinto. Incluso, si la primer cuerda se pone en el 5° lugar, sonará distinto (y por cierto, muy mal) que en el 1° y diferente a la quinta cuerda, en el quinto lugar. Cada una de ellas, en cada lugar, suena diferente.

El otro día, averigüé por elementos de percusión. Un cajón peruano tiene 32 sonidos en su cuerpo total, físico. Totalmente diferentes uno del otro. En cada palmada que se le dá se puede apreciar un son particular.

Cada instrumento musical, irradia un sonido particular.

Pero... ¿alguien escuchó un grillo "cantar"? Seguramente, lo hayan hecho! El grillo mide aproximadamente 10cm. de largo, cuando son algo mayorcitos. Pero algo tiene adentro que su canto se escucha a cientos de metros de distancia.

Hay una perfección en lo natural. Un alto grado de gracia otorgado a cada uno. Cada uno de nosotros es un instrumento. Cada ser humano, puede dar varios sonidos. Pero cada instrumento tiene un sonido perfecto. Es ese el sonido que Zion quiere que prevalezca. Es el sonido de una sonrisa honesta. Un aplauso bien logrado.

Somos instrumentos, podemos dar un sonido excelente. Podemos, todos juntos, hacer una música espectacular.

Pero en Babylon, los mejores instrumentos se pierden en un montón de sonidos atrozes y precarios. Sonidos de calle, de humo, de suciedad. Sonidos que no se pierden, y que nos hacen perder.

Porque cualquier música hecha por el hombre, queda última en escala de perfección si la comparamos con el canto de un jilguero.

Yo lo único que pido es que, siendo instrumentos, si vamos a producir un sonido, que sea lo más noble, lo más sincero posible.

Que salga el sonido del corazón. Zion lo vá a escuchar.

miércoles, 14 de mayo de 2008

FormaZion 3: "The Power of Babylon"

El poder.
¿Qué entendemos por "poder"?

El poder hacer. El poder reir. El poder caminar. El poder soñar, dormir, comer, hablar, escuchar, tocar. El poder.

La vida es poder. El tiempo es poder.

Pero Babylon utiliza otra definición, ni más cierta, ni más errada. Babylon usa el poder de la muerte, la desesperación, la ambición. Babylon educa desde ya hace mucho tiempo. Pero en éste último, llegó a su punto de mayor auge. Comprar armas, tocarlas, jugarlas, usarlas, matar.
Babylon educa. Babylon te enseña. Que vivís en peligro. Que el otro es tu enemigo, tu contrincante, tu blanco; SOS su blanco. Babylon te invita a temer del otro. No hables con extraños, no juntes nada del piso, no confies en cualquiera, cuida tu cartera, no pises tan fuerte, pero mantenete en tierra, no te parezcas a nadie, pero parecete a cualquiera.

...y todos nos sumergimos en ese mar de inseguridad. En pensar que la prole se choca con los ricos. Pero en este país, hay clase media. Que no es ni rica, ni pobre. Es media. Y como buena media, se da vuelta de un lado, y del otro.





Formazion 3: "The Power of Babylon"

Caminaba vuelta al trabajo. Después de 8 horas, salir era mi anhelo. Antes de irme a casa, me tomo un tiempo para mí. Me quería sentar bajo el sol, fumarme un cigarrillo en paz y descanzar la mente. Caminé mucho ese día. Tal vez porque no quería sentarme en cualquier lugar a fumarme cualquier pucho. Quería ESE lugar. El lugar donde mi alma se sintiera bien. MI lugar. Y la dejaba elegir. Caminaba, caminaba, buscaba. Me sentaba y me volvía a parar. "Mi alma caprichosa no encuentra su lugar."

Después de media hora, me senté por quinta o sexta vez. Mi mente no se sentía relajada como se suponía que tenía que estar cuando hayase su sitio. Pero me sentía cómoda ahí. Sola. Bajo el sol. Sin sombra. Iluminada, pero a la vez encandilada. No esperaba encontrar ninguna enseñanza de vida un día cualquiera a las 6 de la tarde.

Saqué mi atado de puchos y lo abrí. El primer cigarrillo. Lo doy vuelta. El segundo, lo saco. Juego con él un rato en la mano. No estaba muy segura que ese sea EL lugar. Pero había algo que me decía que me quedara allí un rato. Entonces, busco. Con la mirada. Sin encontrar nada. Busco y busco. No encuentro soluciones a la vista. Guardo el pucho y dejo el paquete frente a mí. Apoyada contra una pared, sentada en una plazoleta y los puchos frente a mí. Los miro. Miro el piso.



Y veo la señal típica del prohibido fumar, pero sin la prohibición. Pienso en los múltiples significados. En los tantos mensajes que querrían transmitir. ¿Por qué nos lo prohiben? Realmente, ¿una planta puede ser peor que tantos humanos que conozco?



Y ahí veo la respuesta. Sólo había que dar vuelta mi mirar. Un arma. El cigarrillo mata. Había un doble mensaje. No queremos prohibición, esta planta es mejor que el alcohol. Y el tabaco... ¡QUE SE PUDRA!







Forma ZION Creativas

sábado, 10 de mayo de 2008

DUENDES ZIONs



En medio de burbujas de realidad... hay un mundo descompartido, dejado de lado, ido, alejado. Un mundo ficticio, un mundo mucho más real del que vivimos. Un mundo de duendes, hadas verdes, árboles que sienten, hojas que tienen frío, se descomponen mucho en otoño y mueren en invierno.


Un mundo así, lleno de más colores del que estás acostumbrado a ver. Un mundo que pasa por delante tuyo y no volteas a mirar. El mundo Zion. Escondido, rechazado, pero nunca hundido, siempre alcanzado. Vive desde sus raíces entre la más cálida tierra. Crece hasta llegar al suelo que pisas. Se asoma tímidamente, y sigue creciendo. Un mundo que crece. No se estanca. Crece.
Un mundo que sigue y sigue creciendo hasta alcanzar alturas inesperadas, inalcanzables para el bostezo mañanero de cualquier ser humano.
El estar más cerca del cielo que cualquier ser vivo no lo detiene. No sólo es una majestuosa imagen. También supo arrugar cada milímetro de su cuerpo. Tuvo que pasar frío, viento, calor, golpes, truenos, vida, y vida, vida.
Tuvo que pasar mucho más que vos para llegar a donde está. Pero se esconde. Por si alguien no lo quería ver. Para que cuando alguien lo descubra, sea por haber pasado esa venda real que tenemos en los ojos, tapados de smog, inflación, careta o no careta, propina o sin propina, o lo que opina, lo que piensa, lo que quiere ver, decir, pero prefieren no hacer nada.


Paz, para todos los que lo ven, incluso intervenido. Para los que cerraron los ojos, es hora de abrirlos.

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