lunes, 11 de junio de 2012

"Erase una vez una nube. Una nube que vivía en lo alto del cielo. Ella nunca supo bien su origen y eso la perturbaba mucho. Erase una vez una nube que encontró el agua. En el agua se veía a ella misma. Y un día lloró. Lloró de tristeza. Lloró por desconocer sus raíces. Lloró tanto y tan largo tiempo que cayó enterita a la tierra. Y así fue como conoció a sus ancestros."

A veces me noto a mí misma demasiado seria o exigente. Hipócrita y cruel. Sobretodo cuando se me topa el pensamiento con alguna idea que no logro sacar de mi mente. No me callo lo que pienso y lo escupo. No todo, pero sí, una gran parte.
En general, encuentro desentendimiento, desconocimiento. Orejas a la defensiva ante palabras tajantes. Es un trauma de la infancia. Nunca me gustó mucho subir a la calesita, y jamás entendí el juego de agarrar la sortija. Era más fácil desde abajo, tirarle del pantalón al viejo y decirle: ¿me la prestás un ratito? Y volver contenta, sortija en mano, sonrisa en cara, y mostrársela a todos.

Y a esta altura de la vida, pocas cosas me sorprenden. Y sólo porque tengo mala memoria, a veces necesito extasiarme de imágenes hermosas y comunes. Me alegro cuando veo el amor traducido en actos. Porque la decadencia del ser, nos está matando esos momentos.

Ya no creo en unicornios, ni aún en los alados. Es difícil una revolución, salvo que sea permanente.

Por eso, no voy a llorar. Ni voy a patalear. Ni voy a hablar y escupir mis tintas al tarro que debería contenerlas. No, basta de eso. ¿Para qué escribir cien veces "no se debe" o llenar tres renglones con la A mayúscula, minúscula, cursiva e imprenta? Eso es tema viejo, educación bancaria.
Ahora opto por la frase que en un tiempo había hecho mi lema: "que se curta"

Total... el órgano más grande es nuestro cuero.


sábado, 9 de junio de 2012

Un minuto de silencio...


"Pienso lo que digo, hago lo que hablo..."

Decir y hacer. Dos pasos básicos para empezar a ser ese "hombre de palabra" que uno tiene como ideal. Es un buen comienzo dejar de hablar tanto y ocupar ese tiempo en hacer, producir, crear, embellecer. Es un buen comienzo, pero quedarse ahí es nunca avanzar, es seguir siendo lo que son todos los zombis que atestan esta ciudad. Decir, hablan como si les hubiese dado cuerda el gran chancho bobo, hablan sin siquiera saber bien qué están diciendo. Palabras trilladas, pisadas, pisoteadas, fuera de contexto: "que se vayan todos", "corrupción", "todo bien, ¿vos?", "amigo/a", "te quiero", "te amo", "te adoro"...

... te tiro al inodoro.

Parecieran frases sacadas de un saco lleno de escupidas palabras elegidas al tun-tún. Y hay que usarlas, no propongo su exilio, sino más bien, su realeza. Me alzo en armas a favor de la revolución de la coherencia, y ya basta de tanto sentido común, si el común de la gente se empastilla con algún somnífero. Si todos se tiran al pozo, vos saltalo, por las dudas, quién te dice que tal vez hasta llegás al otro lado intacto.
La sinceridad de las palabras se mide con los actos que las sostienen. Si querés que se vayan todos, ¿querés una sociedad anárquica? Yo no veo en sus tapados de pieles y en sus boquitas pintadas esas palabras mayores. Si repudiás la corrupción, ¿estás hablando de los millones que se mueven en los gabinetes públicos o del vuelto que le hiciste al kioskero, o el billete falso que le encajaste al chino, o la "monedita" que le revoleaste por la jeta a un pibe para que se compre paco y te deje de romper las guindas? Yo no escuché cacerolazos cuando los secundarios estaban tomados, pidiendo una educación digna y pública (realmente pública), tampoco los escuché cuando era sabido que la UCEP "limpiaba" las calles por las madrugadas porteñas y les robaba las cosas al pueblo. Porque Oh! Querida Clase Media, ¿quién es el pueblo? ¡Qué dilema! Los trabajadores, será su respuesta. Y yo les digo que los trabajadores oprimidos, que muchas veces son víctimas de su propio yugo opresor, no tienen el tiempo  para reclamar, no tienen el dinero para ahorrar, no tienen ollas vacías para golpear. Ellos son los que deberían hablar.

- Hola, ¿como vá?
- Todo bien, ¿vos?
- Bien.
Si le respondés a la ligera y esperás que no te vengan con problemas, por qué mejor no evitar esa parte de la conversación, que no es más que una pérdida de tiempo. Cuántos somos los que preguntamos con sinceridad, y cuántos son los que sacan esa respuesta chorreando babas ajenas y sin sentido de un saco podrido. "Amigo", "yo no soy tu amigo", pero decime, qué necesitás. Ay! no, cuidado, hay que cuidar "las formas". Se pueden ofender algunos y los más graciosos te tiran un "puff! una casa, un millón de dólares, una ferrari...".

Ya el "te quiero", "te amo", "te adoro"... bueno, es complicado. Yo entiendo que para cada quién, los sentimientos tienen un significado distinto. Pero habría que prohibir su uso desvalorizado. Hiere, mata, maltrata. Cuántos "te amo" son dicho sin palabras. Cuántos "me amo" se dicen en cada acción. Demasiados, saturados. "Primero yo, después el resto." Lo entiendo, me pasó, pero fue un momento. Fue un recurso para no caer en el fondo del abismo después de tanta hijaeputés que me habían hecho. Pero, vivir así como si nada, tirando "te amo"s sin sentido, hablados sin sentirlos, ni vivirlos, no. No, porque un "te amo" quiere decir muchas cosas, y entre ellas significa "contá conmigo" y cuando uno cuenta con alguién que después no está se decepciona, y cuando uno se decepciona, llora; y cuando uno llora, es porque el corazón está desbordado... a veces, de tanta alegría; y otras veces, de demasiada tristeza.

"Palabras sin acción es como disparar sin balas; respeto por el que hace lo que habla."
Alika
Licencia de Creative Commons
Todas las obras by María Josefina Foronda is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en http://formazaincreativas.blogspot.com.